¿Qué es el SICT?
El SICT son las piezas laterales que sobresalen por cada lado de las carcasas, llamado Sistema de Protección de Impactos laterales y que se presentan al consumidor como una tecnología que «absorbe» energía en caso de impacto lateral. Cada fabricante personaliza la denominación, por lo que podemos encontrar estos accesorios bajo denominaciones tales como Side Impact Protection (SIP), Side Lateral Protection (SLP), Side Impact Cushion Techology (SICT), etc.
Es importante saber que, de llevarlas, la silla de coche ha sido sometida de manera obligatoria al ensayo de homologación con esas piezas instaladas. Solo se considerarán «accesorios si con ellas puestas el ancho de la silla sobrepasa los 440mm» mientras que si no sobrepasa dicha medida, se considerarán una parte más de la silla y no serán piezas accesorias.
Siendo esto así, aquellas sillas que superan los 440mm de ancho gracias a estas protuberancias adicionales, han de ser sometidas al ensayo lateral en 2 condiciones: con las piezas puestas y sin ellas, y cumplir los requisitos de homologación en ambas situaciones. Por eso el consumidor es libre de usarlas o no, porque la homologación de la silla contempla ambas opciones.
Resulta muy fácil distinguir un tipo de otro, porque las que funcionan como accesorios se pueden quitar y poner o sacar y meter de manera voluntaria, mientras que el otro tipo están incorporadas a su estructura sin posibilidad de manipulación (son sillas que visualmente resultan algo más anchas de lo habitual).
El equipo de ACONTRAMARCHA desaconseja el uso de este accesorio porque hemos podido comprobar que, lejos de absorber, lo que hacen es desviar la energía desde una parte del cuerpo muy vulnerable (la cabeza) hacia otra que lo es también (el pecho). Os explicamos en qué nos basamos para afirmar esto y porque perjudica la seguridad infantil este Sistema de Protección de Impactos laterales:
Aquí mostramos 2 gráficas que reflejan los datos arrojados tras haber sometido a una silla de coche a dos choques laterales: uno sin SICT (gráfica de arriba) y otro con SICT (gráfica de abajo).
Como se puede observar, en la de abajo se nota una reducción de 11 g en los valores de la cabeza (66,7g) con respecto a la de arriba (77,24g). No obstante, cuando miramos los valores de pecho, la cosa cambia. Siguiendo con el mismo orden, la gráfica de arriba corresponde a una silla sin el SICT y la de abajo con SICT.
Ahora, lo que queda reflejado es justo el efecto contrario. En la de arriba el valor de pecho es de 13,41 mientras que en la de abajo ese mismo valor ha subido a 27,37, lo cual representa una diferencia de 14 g.
La conclusión a la que hemos llegado tras analizar ambos ensayos es que esas piezas NO absorben, porque si así fuese, bajarían todos los valores, o bajarían algunos (como el de cabeza) y los otros se mantendrían, como mucho, iguales. Desde el momento en que un valor baja en una zona pero sube en la otra, solo podemos concluir que estamos desviando la energía a otra zona del cuerpo que, dicho sea de paso, la normativa no evalúa en la prueba de impacto lateral.
Por si aún os quedasen dudas, os mostramos un vídeo donde se ven dos impactos. Se percibe claramente que, a pesar de haber sido lanzadas desde el mismo sitio, con las piezas SICT puestas (abajo) la silla se desplaza más lejos que sin ellas (arriba), quedando más cerca de la línea roja que hemos trazado a la izquierda para poder hacer la demostración. Esto es así porque su rebote es más fuerte, así que llega más lejos.
¿Qué significa esto? Que el ocupante de abajo recibe una mayor carga de energía como consecuencia de añadir un elemento rígido a una estructura que ya es de por sí rígida. Por la teoría de los choques elásticos, cuanto mayor es la rigidez, mayor es la transmisión de energía. Reforzar la carcasa añadiéndole otra pieza rígida, lejos de absorber, consigue el efecto contrario.
Y por último, es importante destacar que, en los ensayos de laboratorio como el que os acabamos de enseñar, en el que una silla es lanzada lateralmente contra un panel, no se parece en nada a lo que experimenta un vehículo que es embestido en un lateral por otro coche, ya que en este tipo de situaciones de la vida real no es frecuente que la deformación de la puerta acabe afectando a la silla. Es decir, el interior del habitáculo y los pilares están diseñados para proteger al ocupante y evitar, si es posible, el contacto directo de la puerta contra él o contra su silla; y en caso de que se produzca, que éste sea mínimo.
Esta situación tan ventajosa para los ocupantes desaparece cuando a la silla se le añade un saliente que, por el simple hecho de instalarlo ya toca la puerta o se queda tan cerca que en caso de intrusión, el riesgo de contacto aumenta exponencialmente, así como la energía transmitida al ocupante como consecuencia de ese golpe.
Nuestra Opinión
Estas protuberancias son una propuesta impulsada por la empresa alemana ADAC, la cual ha decidido premiar en sus listados de sillas evaluadas a los dispositivos que añadan los SIL sin ningún tipo de evidencia biomecánica o médica que respalde ese veredicto. No hay estudios de lesiones sobre los que se hayan apoyado que justifiquen la incorporación de estos salientes. Ni tampoco los vamos a encontrar instalados en ninguna de las sillas utilizadas para los ensayos EuroNCAP (Programa Europeo de Evaluación de Automóviles Nuevos). De hecho, y sin ir más lejos, los propios fabricantes desaconsejan usar estas piezas si no guardan una distancia mínima entre ellas y el espacio que necesita el airbag de cortina para desplegarse.
La proliferación de esas piezas en un número cada vez mayor de dispositivos no responde entonces a una cuestión de seguridad, que es como se presenta a las familias, sino de marketing puro y duro que entra en contradicción, además, con otro de los mensajes que tanto ADAC como el resto de clubes automovilísticos también potencian, que es que el asiento más seguro del coche es el central porque es el más alejado de las ventanillas. ¿En qué quedamos? ¿Los colocamos en el centro para que nada les toque, o los acercamos aún más a las puertas usando piezas que sobresalen?
Si algo caracteriza a los clubes automovilísticos, con ADAC a la cabeza, es su tendencia a defender una cosa y la contraria con el mismo discurso: el de la “seguridad”. Así que insistimos: Puesto que las sillas están perfectamente homologadas con o sin estas piezas, nuestra recomendación es que no se utilicen, porque lejos de absorber, lo que hacen es aumentar el riesgo de recibir un golpe que sin ellas tal vez no se recibiría y aumentar el riesgo de lesión en una parte del cuerpo tan vulnerable como lo es el tórax y los órganos internos que están debajo.
Si tienes más dudas sobre los Sistema de Protección de Impactos Laterales y otros temas interesantes relacionados con la seguridad en el automóvil de nuestros peques, puedes descargarte la última actualización de la guía «Las mejores sillas de coche Acontramarcha», de la cual hemos sacado esta entrada. Descarga AQUÍ