¿Es aconsejable comprar una silla de segunda mano?

sillas de auto de segunda mano

Una silla usada es a menudo una opción que aparenta ser interesante, por el menor coste que representa. Lo habitual es que se presente bajo la colilla de “en perfectas condiciones”. Pero esa frase hay que ponerla en cuarentena por varios motivos:

  • La silla sufre un desgaste por el mero hecho de ser utilizada. Pero el desgaste es diferente según el tipo de manipulación a la que se haya sometido.
  • La silla puede haberse visto implicada en algún escenario que merme su capacidad de respuesta futura. Puede ser un accidente, o un “incidente”, es decir un frenazo fuerte que haya debilitado los materiales (véase aquí la conveniencia de cambiar el dispositivo tras un accidente) pero que no deje huella visible. Es posible que los propietarios de la silla no sepan sobre la conveniencia de desechar el uso de ese dispositivo y, viendo que está en aparente buen estado, piensen que es razonable seguir su uso, y ponerla a la venta.
  • La silla tiene una caducidad determinada, de la que habrá obviamente que descontar los años previos de uso.
  • Por supuesto se verá afectada por las mismas circunstancias que cualquier otro producto de segunda mano tales como perdida de garantía, atención posventa limitada, e instalación no supervisada por un profesional, ausencia del propio manual de instrucciones, etc.

Necesitamos la silla para el momento en que nos vemos envueltos en un accidente. Si no es así, no habrá problema. Pero desgraciadamente no sabemos si nos tocará, o no, o cuándo lo hará. Lo que sí sabemos es que en ese momento no tendremos segundas oportunidades. Si por haber adquirido una silla de la que no sabemos su historia previa, o que no ha sido debidamente instalada, el resultado no es el esperado porque el sistema no funciona correctamente, ya no tendremos vuelta atrás.